domingo, 29 de agosto de 2010

miércoles, 18 de agosto de 2010

La que se avecina





me parto con esta serie jajajaj, sobretodo amador jajajjaaj





sábado, 7 de agosto de 2010

Victor Manuel. Todas son como tú

Me acostumbré a tu cuerpo
a tus pasos y a tu risa
me acostumbré a tus riñas
como el monte a la neblina
me acostumbré a curarte las heridas.
A calentar tu cama y que duermas encogida
de buenas intenciones está el invierno lleno
a falta de razones, nos basta con querernos
la vida es un combate contra el tiempo


Te espero más no quiero que darte lo que tengo
de ti bebo la luz si mi acera está oscura.

Todas, todas son como tú
pero no te pareces a ninguna.

Me acostumbré a tus huecos
a tu piel y tus deseos
me acostumbré a tu miedo
a tu pelo y tu cerebro
me acostumbré a tus dientes sin complejos


Si no fueras tan vaga trabajarías menos
de ti bebeo la luz si mi acera está oscura



Todas, todas son como tu pero no te pareces a ninguna.

Joaquin Sabina. Más guapa que cualquiera

Se llamaba Soledad y estaba sola
como un puerto maltratado por las olas,
coleccionaba mariposas tristes,
direcciones de calles que no existen.
Pero tuvo el antojo de jugar
a hacer conmigo una excepción
y, primero, nos fuimos a bailar
y, en mitad de un "te quiero" me olvidó.



De Esperanza no tenía más que el nombre
la que no esperaba nada de los hombres,
coleccionaba amores desgraciados,
soldaditos de plomo mutilados.
Pero quiso una noche comprobar
para qué sirve un corazón
y prendió un cigarrillo y otro máscomo toda esperanza se esfumó.

Por eso, cuando el tiempo hace resumen
y los sueños parecen pesadillas,
regresa aquel perfume
de fotos amarillas.
Y, aunque sé que no era
la más guapa del mundo, juro que era
más guapa que cualquiera.


Se llamaba Inmaculada aquella puta
que curaba el sarampión de los reclutas,
coleccionaba nubes de verano,
velos de tul roídos por gusanos.
Pero quiso quererse enamorar
como una rubia del montón
y que yo la sacara de la
"calle de los besos sin amor".

Y, mil años después, cuando otros gatos
desordenan mis noches de locura,
evoco aquellos ratos
de torpes calenturas.
Y, aunque sé que no era
la más guapa del mundo, juro que era
más guapa, más guapa que cualquiera.